Por Silvio Capiscoconi.
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"Amor sacro y amor profano" (1515), cuadro del gran pintor católico italiano Tiziano Vecelli. |
Pensando en por
qué existe tanto ateo ‘tontaco’ y ‘magufo’, presente dentro de nuestra
sociedad, tanta basura atea, tanta escoria que no sirve para nada más que joder
y meterse con la fe de los otros, llegué a la conclusión de que la posibilidad
de la idiotez rotunda es el gran combustible que mueve a estas masas; pues
seamos francos, ¿cuántos creyentes EN SERIO quedan sobre la Tierra? ¿Mil
millones, cien millones, diez millones? ¿Menos? ¿Llegaremos al millón de
personas en todo el mundo? Pues me refiero a creyentes cristianos, cristianos
de verdad, es decir católicos y dentro de los supuestos "católicos",
me refiero a los católicos de verdad, y no sólo los que practican la religión
sino de los que están de acuerdo con TODO lo que dice la Biblia, ad literam y sigue el Magisterio
infalible de la Iglesia sin cuestionar (o sea, aquellos que no le hacen caso al
Conciliábulo Vaticano II, que siguen la misa en latín de San Pío V, todas los
ritos tradicionales, toda la Tradición), es decir católico con todas las letras,
como "los de antes", que gracias a Dios todavía quedamos
algunos...¡Somos una "especie" en peligro de extinción!, ¡pero aquí
estamos firmes y seguiremos resistiendo hasta el final de los tiempos, pese a
quien le pese!
En un mundo tan
carente de valores, tan repleto de odio, irreligión, violencia y sinsentido, en
un mundo tan asquerosamente democrático, tan sentimentalista, tan irracional y
tan animalesco e incivilizado como el que hoy padecemos, no es difícil que nos
encontremos en la vida y en la red con pelotudos como el escribió esta muestra
gratuita de ignorancia supina titulada: "El
vacío de la eternidad". Y ante este argumento (la idiotez rotunda),
queda al descubierto una contradicción en la que ha caído la irreligión
(principalmente el ateísmo): es que los tipos son tan pero tan gilipollas,
huevones y pelotudos, que critican a Quien supuestamente no existe. De ahí que
surja la máxima atea: "Dios no existe, pero es malo"....
Veamos como se
expresa el ateo autor de dicho artículo:
“Pensando en porque la fe religiosa sigue
presente tan fuerte dentro de nuestra sociedad, llegué a la conclusión (cualquier semejanza con otras publicaciones
es mera coincidencia) de que la posibilidad de la vida eterna es el gran
combustible que mueve a estas masas. Y ante este argumento queda al descubierto
una contradicción en la que mi parecer a caído la religión, y es que se critica
a la ciencia o al ateísmo de ser demasiado individualistas, y he aquí en pocas
palabras mi argumento en contra de tal afirmación”
Bien en primer
lugar, enseñémosle al ateo ‘magufo’ (“magufo” es un neologismo usado por los
ateos, fusión de “mago” y “creyente en la ufología”, una pseudo-ciencia; ellos
usan ese neologismo para burlarse de nosotros los creyentes en Dios, así como
también usan el neologismo “tontaco”, que significa “tonto bien tonto”; en
retribución he decidido usar sus propios neologismos, para descalificarlos a
ellos, pues no hay persona más tonta que un ateo y en realidad los que suelen
disfrutar de “shows de magia” y creer en cuentos chinos acerca de seres
inteligentes extraterrestres, son en realidad los ateos, ¡qué ironía!, jaja) a
escribir. “Porque” NO es lo mismo que “por qué”, cuando va en modo de pregunta,
va separado y con tilde en la letra “e”. Esto es de nivel escolar...
Así que debió
escribir: “Pensando en por qué”, pues aunque no sea una pregunta con signo, sí
está implícita la pregunta, pues el que piensa, se preguntó: ¿por qué “tal cosa”?
Otro error grave
es decir: “una contradicción en la que mi
parecer a caído la religión”… ¿Sintaxis? Debió haber escrito así: “una contradicción en la que SEGÚN mi parecer
HA (del verbo HABER) caído la religión”. ¿Verdad que iría así? Bien, ahora
dejando los aspectos lingüísticos, no sin antes recordar a los lectores que los
ateos suelen escribir con faltas ortográficas y de sintaxis de gusto, porque
ellos al ser ateos, son anti-patriotas y al ser anti-patriotas odian al idioma
español, que fue el idioma de la Santa Inquisición Española (SIE), la mejor y
más eficiente de todas las inquisiciones; pero dejando esos aspectos, me
centraré en el contenido del mensaje que nos transmite dicho párrafo. En primer
lugar, lo que dice, como demostré en un principio es una tremenda mentira; pues
podrán haber muchos “creyentes en vaya
saber qué”, pero creyentes verdaderos en el Dios verdadero, somos cada vez
menos; como decía San Jerónimo: “En verdad son pocos los que se salvan”; y ¡más
hoy en día, en un mundo secularizado (principalmente en el decadente y
moribundo Occidente, otrora gloriosa Civilización Cristiana-Occidental-Aria)
repleto de irreligión! Y como decía Chesterton: “cuando el hombre deja de creer en Dios, termina creyendo en cualquier
cosa”; una de ellas es, en la incoherencia total y completa del ateísmo: la
creencia en que Dios no existe…pero paradójicamente, en que “es malo”; ¿cómo
puede ser malo, algo que se supone que no existe? Es que el ateísmo no consiste
(por más que ellos griten a los cuatro vientos lo contrario) en la creencia en
que Dios no existe, sino en la simple negación de Dios, precisamente porque
saben (en el fondo) que existe y lo niegan como una forma de justificar su
pecado; de ahí que el ateísmo no pasa de la idolatría al hombre (el “humanismo
secular”, la “moral laica”, etcétera) y en definitiva: satanismo puro. Porque
el satanismo, no significa necesariamente creer en la existencia del demonio,
sino que basta con la simple negación de Dios.
Ahora, pasando
al asunto del combustible de la sociedad, ¿cuál es el combustible actual, de la
sociedad ACTUAL (valga la redundancia)? ¿Es en verdad la vida eterna? ¡Claro
que no! Si fuera así, existiría menos pecado, lo que se notaría por una
disminución en la tasa de delitos; ¿es eso lo que nos muestran las
estadísticas? ¡Claro que no!, sino todo lo contrario y es que el delito ha
aumentado, porque la inmoralidad ha aumentado, lo cual es producto de la
irreligión, por lo que se puede concluir definitivamente—sin temor en caer en
error ni la más mínima exageración—que: hacer apología del ateísmo es hacer
apología del delito; y es así, porque el ateísmo militante promueve el pecado.
Ellos dicen: “no existe Dios, entonces no
tenemos que preocuparnos por la vida eterna, entonces hagamos lo que queramos,
sin límites”. Es algo muy simple de comprender. Por eso, las masas actuales
no las mueve para nada la vida eterna, sino que simplemente quieren vivir esta
vida—olvidando que estamos solamente de pasaje y que seremos juzgados por Dios,
por nuestros actos y la fe que hayamos tenido o no en Él—sin preocuparse por lo
que hay “más allá”; simplemente a la mayoría de las personas lo que les
interesa es tener llena la billetera, para poder tener llena la barriga; se
preocupan por el trabajo, por problemitas en la pareja, problemitas
intrafamiliares, etcétera, por tonterías mínimas que no sirven para nada; se
preocupan por politiquería barata, con sus estúpidos partidos políticos, con
toda esa basura democrática, se preocupan por mandar a sus hijos a colegios
caros, por comprarse un reproductor de DVD, por una televisión LCD, por el Wii,
por el PlayStation, por el fútbol…¡Tonterías inútiles! ¡Vicioso consumismo!,
¡vanas preocupaciones fútiles! El mundo moderno es una porquería, ¿dónde está
Dios en el mundo moderno? Yo no veo a Dios en el mundo moderno; ¿quién se
acuerda de Dios?, si hasta se hace lo abominable de trabajar los domingos y los
días festivos, los únicos días que Dios nos pidió encarecidamente que le
dedicásemos a Él…Tenemos todos los demás días para nosotros, ¡un día tiene que
ser para Dios!
Es más, Dios—para
los creyentes verdaderos—es el CENTRO de nuestras vidas; nosotros vivimos día a
día, y le dedicamos TODAS nuestras buenas acciones a Dios, nos despertamos y
oramos al Señor, y le pedimos tener un buen día y a cambio le dedicamos
nuestros frutos del día para Él; desayunamos y agradecemos a Dios, vamos a
trabajar y el trabajo se lo dedicamos a Dios, almorzamos y le agradecemos a
Dios, por el pan que nos da, y al final del día, agrademos a Dios, por ese día
que tuvimos—haya sido bueno o malo—y luego nos acostamos a dormir…Es decir,
todas nuestras vidas y nuestras obras sean para mayor gloria de Dios, todas
nuestras vidas deben ser dedicadas a Dios; porque los hijos de Dios—los creyentes—sabemos
que somos simples instrumentos de la Providencia, dicho más radicalmente:
simples OBJETOS de Dios. ¿Y qué? ¿Cuál es el problema? Somos creaturas de Dios,
Dios es el Soberano del Universo, nuestro Rey, nuestro Señor, nos creó, nos dio
un mundo, nos dio la vida; ¿cómo nosotros sus hijos, no vamos a servir a
nuestro Padre que está en los cielos? Nosotros como simples creaciones de Dios,
debemos arrodillarnos ante el Señor y obedecerle fielmente; hacer lo contrario—que
es lo que los ateos/agnósticos/humanistas—proponen es no arrodillarse, no
someterse, es decir, hacer lo mismo que hizo el ángel Lucifer, quien no quiso
someterse a la Autoridad de Dios y se rebeló contra Él. Por eso que el ateísmo
no es más que la rebeldía del hombre, ante Dios Todopoderoso, el Creador del
Cielo y de la Tierra. De ahí que—como mencioné—el ateísmo no sea más que
satanismo puro: seguir al ateísmo es seguir a Satanás.
Y por eso no
cabe lugar a dudas, de que es el ateísmo el individualista, aunque también es
colectivismo, ¡no importa! Los creyentes no somos ni lo uno ni lo otro, sino
que somos teocéntricos; todas nuestras vidas están centradas en Dios, el
individuo y el colectivo es secundario.
Pero prosigue el
ateo, en su burdo “análisis”:
“La gran discusión entre ciencia y religión
se resume en dos situaciones: el origen y el fin del universo y la humanidad.
En ambas situaciones plantea la religión el plan divino de Dios que tiene para cada
uno de nosotros, y nuestra misión en la vida, que es adorarlo a él, y
nuestra recompensa, por supuesto, la más grande de todas, la vida eterna junto
a nuestro dios creador y salvador.la religión presenta esta tentadora oferta
como nuestra única vía de salvación, que por deducción lógica, es totalmente
individualista, pues no toma en cuenta a la humanidad en su conjunto,
ofreciendo recompensas individuales por actos individuales (creer en dios,
seguir su enseñanza, predicar el evangelio, etc. son todos actos individuales.”
Comienza su
párrafo gilipollas con una gran mentira, la de que existe una “gran discusión entre ciencia y religión”;
esta afirmación es completamente falsa, pues la fe no es opuesta a la razón,
sino que la fe es opuesta a la ignorancia como la que nos muestra el ateo. La
Ciencia en realidad es el estudio de la Creación de Dios y por ende, no existe
la más mínima contradicción entre ciencia y religión, y la ciencia verdadera
siempre debe estar sujeta a la Religión, porque la religión cristiana es la
Verdad Absoluta Revelada (VAR). Y nada que diga la ciencia se opone a la
religión; lo que sí es opuesto a la religión es la pseudo-ciencia, entre ellas
el evolucionismo. El origen del universo y de la humanidad, tal como dice la
Sagrada Biblia, proviene de Dios.
Es verdad,
lógico y obvio que la Religión plantea la salvación para cada uno de nosotros,
pero como dije anteriormente, el cristianismo no es ni individualista ni
colectivista, sino teocéntrico, así que se salvará aquel que merezca ser
salvado, es decir el bautizado, con fe y con buenas obras, pues fuera de la
Iglesia NO hay salvación y nadie entra al Paraíso si no está en estado de
gracia. Así que por deducción lógica, la religión es totalmente teocéntrica,
por ende lo que plantea el autor ateo no pasa de un engaño mal hecho hacia la
gente de buena fe, pues así son los ateos, son “hijos” del padre de la mentira:
Satanás. ¡Son especialistas en mentir!
Continúa “parloteando”
el ateo: “Ahora la otra cara de la
moneda, la ciencia, propone en grandes líneas que no existe ninguna recompensa
individual posterior a la muerte por ser una “buena persona”, sino mas bien el
haber contribuido con los actos de toda una vida al enriquecimiento de la
humanidad en su conjunto, lo que podemos tomar como ejemplo grandes
descubrimientos científicos, como las 3 leyes de Newton, donde la humanidad se
ha beneficiado mucho mas de ellas que el propio Newton, ahora ese si es un
verdadero sacrificio, el dedicar la vida a contribuir a un mejor entendimiento
del universo que nos rodea y poder así mejorar nuestra calidad de vida, sin
esperar ninguna recompensa de vida eterna a cambio, ni algún otro beneficio
divino. Y esto va a margen de sus creencias religiosas, conocidas por el mundo
entero, pues su filosofía fue siempre llegar a la verdad a través del estudio y
el razonamiento no a través de las creencias ciegas y sin cuestionamiento.
Finalmente la inmortalidad no se logra a nivel individual sino en la humanidad
en su conjunto, pues podemos lograrla colaborando con nuestros esfuerzos a un
perfeccionamiento continuo.” Como vemos, aquí el ateo también comienza mal
desde el principio, oponiendo la ciencia a la religión; con esa falsa
oposición, no demuestra nada más que ser un ignorante o alguien que actúa de
mala fe. No existe esa supuesta “otra
cara de la moneda”; la otra cara de la moneda de la religión NO es la
ciencia, sino la irreligión (sinónimo de ignorancia), que es lo que plantea el
ateo. Poco importa que los científicos
contribuyan a la humanidad (cosa que los verdaderos científicos sí lo hacen)
comparado, con su gran devoción hacia el Señor, cuando estos científicos son
creyentes de la religión verdadera; lo importante es que toda la obra del
científico sea para mayor gloria de Dios. Y el ateo escribe como si no hubiesen
existido y no existiesen científicos creyentes, más allá que reconoce que
Newton era creyente, aunque no era de la religión verdadera (no era cristiano,
sino anti-trinitario), por lo cual por más “buen” científico que haya sido,
ahora está ardiendo en el fuego del infierno, pues además—y esto siempre se
busca omitir—Isaac (judaizante) Newton era un MAGO, un hechicero (alquimista y teólogo;
que más escribió sobre esto, que de ciencia propiamente dicha…).
Finalmente la
inmortalidad es un hecho simple, demostrado por San Agustín (léase “La inmortalidad del alma”): el alma
sobrevive a la muerte, quedando un alma desencarnada que irá al Más allá, hasta
el momento de la resurrección (el día del Juicio Final) cuando se vuelva a unir
al cuerpo. El tema es que se puede conseguir la verdadera vida eterna, con el
método cristiano (fe y buenas obras, estando bautizado obviamente) o la muerte
eterna, en el fuego eterno. Eso dependerá de cada uno, ¿cómo no? Porque cada
uno es responsable de sus actos, se cosecha lo que se siembra; Dios es justo y
cada uno termina recibiendo lo que se merece y después la culpa no es de Dios,
sino de cada uno. ¡Qué estupidez democrática es esa de “salvación universal”!
¡No, señor, se salvan aquellos que se merecen ser salvados!
Y
por último el ateo César Brito cierra su artículo con la siguiente frase:
“La
esperanza en la vida eterna es egoísta, más bien nuestro legado en la tierra
nos inmortaliza en pensamiento, no en grandes descubrimientos, sino en amar a
tu familia con todo el corazón.”
Jajajajaja….¡Qué
cursi! Y así es el mundo moderno, pues otro de sus grandes problemas es ese
sentimentalismo barato, ese “ñe-ñe-ñe” de nena de cinco años, ese afeminamiento
de la sociedad, en que “Dios no te manda al infierno porque es bueno”, o “si el
infierno existe, entonces está vacío”, “Dios no existe porque, si existiera sería
muy malo”, “el Dios bíblico ha cometido muchos ‘asesinatos’”… ¡Sí, ¿y qué?!
Dios mató a muchas personas según narra la Sagrada Biblia; por ejemplo destruyó
las ciudades de Sodoma y Gomorra, las destruyó por completo, ¿pero acaso no se
lo merecían? ¡Claro que sí, se lo merecían por inmorales, por basura! ¿Acaso la
humanidad—excepto una familia—no mereció un Diluvio universal? ¡Claro que sí!
¿Eso convierta a Dios en “malo”? ¡Por supuesto que no! Eso nos muestra la
profunda justicia de Dios; Dios es infinitamente misericordioso e infinitamente
justo. Y en este mundo sentimentalista parece que hablar de Justicia es algo
muy molesto, muy políticamente incorrecto…Ahora todo es “derechos humanos” para
aquí, “derechos humanos” para allá… ¿Y el sentido de moralidad y de justicia
auténtica dónde rayos quedó? Por eso, por la impresionante irreligión
sentimentalista, es que hoy en Occidente principalmente, los crímenes han
aumentado exponencialmente, vivimos en una sociedad violenta, inmoral,
irrespetuosa, desobediente, repleta de aborto, homosexualidad, evolucionismo,
comunismo y un sinfín de doctrinas perversas…El ateo habla de “amar a la familia
con todo tu corazón”, ¡ay, mira como se me cae una lágrima! (?). El ateo no ama
a nadie, el amor no es ese ñe-ñe-ñe sentimentalista que muchos creen, el amor
es algo objetivo, es algo verdadero y tiene una fuente superior; tal fuente es
DIOS; el amor o caridad es algo sobrenatural, no natural; no se puede amar a la
familia verdaderamente, si primero no se ama a Dios, pues el Primer Mandamiento
es “amar a Dios sobre todas las cosas”; lo demás, viene luego.
Pero
el ateo en el fondo no ama a nadie, ni siquiera a sí mismo, el ateo sub-ama, el
ateo siente un “amor” natural, NO sobrenatural como los creyentes; así que si
no se ama a Dios, no se ama a alguien. Digamos que el "amor" ateo es algo terrenal como la mujer que está con ropa en el cuadro de Tiziano (al principio del texto), mientras que el amor cristiano es el amor verdadero. Una es la Venus vulgaris, la otra es la Venus coelestis; la primera representa a lo terrenal, la segunda a lo celeste, a lo divino; pues es Dios la fuente de todo amor puro y verdadero, así que el ateo con su artículo, muestra su apego por lo terrenal, por lo temporal, mostrando así entonces el profundo vacío del ateísmo, un vacío que reduce al hombre (ser creado a imagen y semejanza de Dios), a un simple animal como todos los demás...¡Qué falta de dignidad!, ¿no? Pues bien, así son los ateos. ¡Es abismal la diferencia entre un ateo y un creyente!