miércoles, 12 de septiembre de 2012

¿Vale la pena seguir al diablo?

Por Silvio Capiscoconi.
El maligno (portada del juego Diablo II).


Primero quisiera aclarar, por si queda alguna duda, que soy un ferviente y devoto creyente cristiano católico (de los que se les llama "tradicionalistas", además) y que esto NO es una parodia de la religión, sino un sitio serio, pero que a su vez, en parte, sirve como parodia a "Religión al descubierto", al igual que hice con "Alerta Religión"; es decir, si los ateos se burlan de nosotros, nosotros nos burlamos de ellos...Y como soy cristiano obviamente no simplemente creo en la existencia de Dios (la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo), sino también en la existencia de la Virgen María, del diablo, de los ángeles buenos o celestiales, de los ángeles malos o demonios, de los santos (incluyendo San Nicolás, no confundir con el farsante de "Santa Claus"); y también creo en la existencia de seres mitológicos, mal llamados “dioses” por los paganos, que en realidad no pasan de demonios, creo en la existencia de vampiros, de unicornios y de burros que hablan (como aparecen en la Sagrada Biblia), creo también en los dragones, en los duendes, etcétera…Pero debo aclarar que una cosa es creer en la existencia de tal o cual entidad, otra cosa es creer en el sentido de “confiar” en tal entidad; y el único ser sobrenatural que es digno de adoración es únicamente Dios.
Después a la Virgen María, a los Santos, beatos, venerables, siervos de Dios y a los ángeles se los veneran, en distintos grados (dulía para estos últimos e hiperdulía para la Santísima Virgen María); pero reitero que el único digno de latría o adoración absoluta es Dios: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Y eso nos diferencia a los católicos de los protestantes, que no entienden—o no quieren entender—que nosotros NO idolatramos ni a la Virgen ni a los Santos, sino que los veneramos; el problema en parte es lingüístico y es porque por la inferioridad del idioma inglés, ellos no logran comprender muy bien la diferencia entre “adoración” y “veneración”…Venerar también podemos hacerlo a los héroes y a los santos incluso cuando están vivos, pero siempre sin caer en la idolatría hacia el hombre; muy distinto es lo que hacen los paganos que ven una imagen de un “dios” y ya la idolatran; nosotros los cristianos NO idolatramos imagen alguna, el que tengamos imágenes de Jesucristo, la Virgen, los Santos, etcétera, es sólo para representación de la devoción, pero no para ponernos a “adorar imágenes”, pues eso sería pagano.
Ahora bien, los ateos que odian a Dios y lo niegan lo que hacen es adorar al hombre, es decir que caen en la idolatría, ya sea porque idolatran a su propio ego o al hombre colectivamente; cualquiera de las dos formas son aberrantes y su justo castigo sería la muerte, porque es una abominación ante los ojos de Dios. Por eso no cabe duda de que los ateos son satánicos, así que habría que acabar con la gran mentira de la humanidad: el ateísmo. Veamos lo que nos cuenta el ateo con otro de sus rebuznos:
Según la mayoría de las religiones de nuestro planeta (obviamente no soy tan egoísta ni narcisista para asumir que somos la única especie inteligente en todo el universo), fuimos creados por Dios con 2 propósitos principales: adorar a Dios y vivir de manera que seamos dignos de estar con él una vez que estemos muertos (hay mas propósitos definidos en las religiones, pero son potenciadores o accesorios de las 2 que mencioné). Analizaré brevemente cada una:”
Como vemos el ateo comienza ya mostrando sus creencias absurdas, indicando la posibilidad de “otras especies inteligentes en el universo”, lo cual además de anti-bíblico es científicamente absurdo, pues la Tierra es el único lugar apto para la vida y más aún la vida inteligente. Los humanos fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, eso es lo que define al “ser humano”; si existieran seres extraterrestres inteligentes carnales (excluyo a los ángeles, porque los mismos no son carnales, sino espirituales), entonces serían por definición “seres humanos”; y desde el punto de vista científico es absurdo que existan seres humanos en otros mundos, pues para que eso fuera posible deberían de existir otras “Tierras”, ya que la Tierra—contrariamente a lo que vulgarmente se cree—NO es un planeta, sino que es el centro del universo, alrededor del cual gira todo el universo (véase Teoría Geocéntrica, modelo de Tycho Brahe). Así que es IMPOSIBLE que existan seres humanos extraterrestres. Quien afirma tal cosa, está chiflado y no se trata de “egoísmos” ni “narcisismos”, ¡vaya que son cínicos los ateos! Es pura, dura y cruda realidad. ¡Nada de andar buscando “hermanitos extraterrestres”, estamos “solos”! En verdad esos supuestos “extraterrestres” a los que popularmente se refieren, no son carnales, sino que son seres espirituales, que no son de este mundo, sino del Otro mundo; y son demonios. Claro, que también a veces se nos puede aparecer algún ángel, pero esos sólo se les aparece a la gente muy buena y lo principal es que los ángeles buenos no se andan disfrazando de ETs como sí hacen los demonios con sus supuestas “naves espaciales”. ¡Así que no nos traguemos el cuentito de los ETs pues son demonios! 
Las tonterías ateas, fácilmente refutadas...
Y sí, tal como indica el ateo, tenemos que adorar a Dios; es algo obvio, pues Él nos creó y a Él le debemos todo. Pero a continuación el ateo se pone a “analizar”; veamos:
Adorar a Dios: vamos, o sea me están diciendo que Dios creó un universo enorme, con lugares y cosas que el ser humano jamás va a conocer, nos puso en un diminuto planeta en comparación al resto, ….”
En primer lugar, ¿cómo sabes el tamaño del universo que creó Dios?, ¿quién no te dice que termina por ahí nomás y que no es tan grande como se nos hace creer? ¡Ah claro, porque eres un fiel creyente de la NASA! Aquí notamos la clara idolatría que estos ateos le tienen a la llamada “ciencia”, que no pasa de cientificismo ateo, de hechicería disfrazada; seguramente este ateo es de los que se creen la fantasía del “hombre llegando a la Luna”, que no pasa de una gran farsa, una película hollywoodense de una serie de supuestos alunizajes, nada más.  Así que no sabemos si el universo es enorme o no, y es muy seguro que algún día (si no viene el fin del mundo antes), el ser humano pueda conocer todos los lugares del universo, pero los de este universo material, nunca podrá ver lo que hay más allá…Nunca, hasta que termine la historia, por supuesto (la universal y la individual de cada uno, pues al morir vamos al “más allá” y vemos otras cosas que en “vida” no vemos…). Después dice el ateo: “nos puso en un diminuto planeta”. ¿Diminuto planeta? Claro, eso es porque te crees todo el cuento de la NASA; ¿has medido algún planeta para saberlo? Además, como mencioné, la Tierra no es un planeta, la Tierra es la Tierra.
Y luego el ateo dice un montón de cosas sin sentido, que no pasan de blasfemias, burlándose de Nuestro Señor Jesucristo y de la Redención, y hasta del concepto mismo del pecado, como si Dios tuviese la culpa de nuestros pecados. ¡Qué caradura estos ateos! Porque al menos los creyentes, que también somos pecadores, nos arrepentimos de los mismos y nos reconocemos como tales: “mea culpa, mea culpa”, nos damos golpes en el pecho, nos vamos a confesar, cumplimos la penitencia y hasta hacemos algunas mortificaciones a veces; pero los ateos que hacen, ellos dicen: “sí soy pecador, pero quiero seguir siéndolo, porque lo disfruto y no me importa Dios, porque creo que no existe”; por eso es ateo, para negar el castigo al pecado y luego en todo caso, le incriminan a Dios, diciéndole: “yo soy pecador porque tú me hiciste así”, como si fuera Dios quien los haya incitado a pecar, cuando nadie nos obliga a algo; en el fondo, todos hacemos lo que queremos, eso es el libre albedrío. Dios no tiene la culpa de las personas que van al infierno; ellas van, porque “quieren”, vamos a decir así…
Continúa el ateo: “Ser dignos de vivir con el después de la muerte: esta es la que menos me gusta, porque al menos en la primera había una prueba de fé involucrada, la que dependiendo de las características del Dios, pudiera considerarla como un requerimiento medianamente aceptable. Lo que si por ninguna manera llegaría a considerar, es la idea que tengo que ser digno de vivir con él, y manera de demostrarlo es siguiendo las sagradas escrituras; sin embargo, esto presenta, además de convivir con un Dios de lo mas divo, a que todas las personas que han muerto antes de nacer, o que no han tenido la oportunidad de conocer “la palabra de Dios”, o que han sufrido alguna enfermedad grave durante toda su vida…..que hay con ellos?....acaso tendrán que reencarnar para tener otra vez la maravillosa oportunidad de probarle a Dios lo digno que se es de vivir con el?...en ese caso sería un duro trabajo, y que suponiendo que sólo una religión es la correcta, mueren app. 150.000 por día, así que a lo menos 75.000 de ellas no han conocido la palabra del Dios verdadero, por lo que tendrían que nacer de nuevo para ver si esta vez si logran tal “oportunidad”. Como siempre los ateos burlándose, dirigiéndose a Dios con minúsculas, ¿no?, poniendo con “él”, en lugar de con “Él”…En fin, sigamos…Lo que sigue es una catarata de absurdos ya que demuestra no tener un mínimo de conocimiento bíblico—como sí lo tienen algunos ateos, que les encanta leer la Biblia, pero sólo para burlarse de la misma—pues habla de supuestas “rencarnaciones” y no entiende qué pasaba con los fallecidos en el Antiguo Testamento…y ni siquiera comprende la Gracia de poder ir y ver a Dios, algo que hay que ser digno de ello, para poder llegar a lograrlo, por supuesto. Todo está bien explicado en el Evangelio, pero lo que sí voy a aclarar es que antes de que Jesucristo descendiese a los infiernos, todos los muertos iban a esos mundos inferiores (debajo de la superficie de la Tierra) y era en el Sheol, en el seno de Abraham donde iban a parar los justos; mientras que los demás se iban al Hades, un poco más abajo. Pero los filósofos griegos “proto-cristianos” como lo fueron Platón y Aristóteles, como todavía no conocían la Palabra de Dios, al fallecer no fueron al fuego, sino que permanecieron en una parte del Hades sin fuego, en una especie de “limbo para adultos”; después Jesucristo sacó a los justos, entre ellos el Santo Patriarca Abraham, el Santo Rey David, etcétera del Sheol, de los infiernos y los llevó el cielo; así que todos los justos del Antiguo Testamento están hoy en el cielo, juntos a todos los cristianos justos del Nuevo Testamento. Desde entonces, el infierno propiamente dicho fue sólo reservado para los malos (herejes, cismáticos, protestantes, paganos, comunistas, ateos, etcétera), junto al diablo y sus demonios.
Pero una cosa que hay que aclarar es que los mundos inferiores no son homogéneos, son variados, porque Dios es justo y misericordioso, no es lo mismo alguien que por ignorancia invencible nunca se haya podido bautizar, pero vivió siendo un “bueno”, que otro que sabiendo la verdad, la rechazó. Así un ateo, que sabe bien que Dios existe pero lo niega, se va a las partes más inferiores del infierno, junto a los ladrones y a los asesinos, a padecer eternamente del fuego del infierno; un poco más arriba están los paganos, los protestantes y demás infieles, pero los que fueron justos y nunca se bautizaron, ellos no pueden entrar al Paraíso y ni siquiera el Purgatorio, porque por más justos que sean no son cristianos y sólo los cristianos pueden salvarse, así que esos van a un infierno sin fuego; generalmente son niños no bautizados, aunque también puede darse el caso de adultos. De ahí que los católicos—por más que Antipapas modernistas anden diciendo lo contrario—sí creemos en la existencia del Limbo, precisamente porque Dios es justo y no va a permitir que alguien que no tiene más pecado que el original se vaya al infierno; por lo cual es lógica la existencia del Limbo. El Purgatorio, es otro mundo inferior, con fuego, pero con un fuego diferente al del infierno; mientras el fuego de este último es de castigo, el del purgatorio es para purificar los pecados que no fueron confesados y expiados a tiempo, porque nadie que no esté puro (limpio) puede entrar al Paraíso, pues el Paraíso es exclusivo para los católicos santos; así que las almas desencarnadas que no pagaron todos sus pecados, quedan retenidas en el Purgatorio hasta que expíen todos sus pecados. Una vez dicho proceso sea finalizado (proceso que puede demorar desde unos días, pasando por semanas, meses, años, siglos e inclusive hasta el día del Juicio final), esa alma desencarnada puede tranquilamente ingresar limpio al Paraíso.

Y finalmente el ateo cierra rebuznando: “En fin, no quiero dormirlos alargando innecesariamente este post, ya que creo los argumentos ya han sido expuestos. Los invito entonces a que saquen sus propias conclusiones y establecer una sana discusión que nos haga aprender a todos, al margen de que estemos equivocados o no………” ¿Argumentos?, ¿cuáles? Si yo sólo leí rebuznos; como decía el peor enemigo de la fe no es la razón, sino la ignorancia y con esto queda demostrado. He ahí mi conclusión, entonces…
El ateísmo sólo nos puede llevar al infierno y entonces, ¿vale la pena seguir al diablo?


 

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